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miércoles, 12 de octubre de 2011

El Juicio de Octubre



(Código Penal Montonero comentado por un poeta)

                                                                                                           

        Por Julián Axat
(el presente texto, es sólo un fragmento de un poemario, aún inédito)
                                                          



                                  
No habrá ni rapto ni rencor/
el caminante pasa sin mirada ante ellas, ante nosotros /
dos rosas perforadas por un anillo profundo
René Char




DEL ÁMBITO DE APLICACIÓN (Cap. I)

Las presentes disposiciones son aplicab1es a:
 todos los integrantes de la organización: oficiales, oficiales
2°, oficiales l°, oficiales mayores y oficiales superiores, los aspirantes a oficiales
soldados y milicianos…, en el caso de cumpas incisivos, inorgánicos, cuestionados
cuestionadores, sin obediencia o astucia, o in-amalgamados por una
crítica in-ane, cumpas de aquí o allá que no miran las estrellas, vengan de adentro o de afuera,
desertores sin cruz cuya célula partieron o degradaron por traicionar a sus pares
y a su superior… en cuanto aquellos incurran en faltas previstas en los
arts. 4, 5, 7, 8, 9, 11, 12, 15, l8, 19 y 20
se los juzgara, aún si fueran  logísticos… o simples Pacos, [1]
arriesgados Neurus,[2] ya si fueran mercachifles o tragabaldas sin pasión,
con excepción de de Los Pepes,[3] aún si fueran por los mismos hechos que incurrieran,
cabe resaltar que  estas disposiciones son también aplicables a los militantes
activistas con relación a los hechos, personas o
circunstancias a las que hubieran estado vinculadas con motivo de su actividad superficial…[4]
o a flor de piel, lugar desde donde la palabra debió fluir y fue cortada, mancillada
por pétalo falso del Oso conspirador cuyo nombre de guerra puede ser: jueves, domingo, viernes,[5] o  cuya alma en rosa  fue comprada a vil precio por los heraldos que pocean la infatigable
sed revolucionaria, haciendo picadora de mercenarios, contagiando todo
lo que Los Pepes no quieren de milicianos pero inspiran o reproducen como fabrica de Pepitos combatientes… la justicia poética difiere de la militar en que la disciplina no escribe sobre la carne del reo, sino sobre un tahúr compañero, conversación con los astros o una infinita cadena de mandos que llega a un ignoto, miserable perdido en una zafra, o un pibe chorro de la Villa 31 que
pronuncia dos o tres palabras como si bajara el martillo, para decir, quiero agua, y seguir sobreviviendo solidario hasta el año 2020.


CAPITULO II DE LOS DELITOS (Cap. II)
Traición: Incurre en el delito de traición cualquiera de las
personas indicadas en el Capitulo I: que, por cualquier medio, colabore
o sirva conscientemente. al enemigo. Traidor el que incluso salva a los Pepes, el que aún
cuando para llegar a su salvación debe arrojar sus ojos de sol al fango de la noche
y sus hijos o esposas sucumbir en las fauces de un sicario reconocible en su Mal por lucir
una peluca rubia, pongamos que con una tintura chorrea para todos lados mientras espera que el Traidor no falle no salve a los Pepes, porque va a ver lo que les pasa si hace eso, si traiciona al sicario y no a Los Pepes. Mientras tanto son, Los Pepes consecuentes (valientes),  los que dan instrucciones precisas del perduellio sin fango, flagelo de colaborar un tantito así…,  la pizca minúscula porción del que se atreve a arrogarse el traje de Pepe, se sienta en su trono, y dice como debe ser salvado un Pepe, aún cuando su vida, corra peligro y dependa de una saeta, cruzar cielo mientras los cadáveres dicen cosas, se asumen traidores, “todos son potenciales traidores” dicen; mientras, un Pepe con ojos en espaldas, en techos,
cíclopes que ven  tridimensional el acto militante de constricción antes de largar,
de vocear, de cantar un bolo estrujado reformista en la garganta del “todos son potenciales lenguaraces”,
así como  Aquiles verborreos, desterrados Agamenones,  hijos de Cruces o Fierros,
Odiseos ya sin fuego o fatuo indudable Hamlet que transmite (o no) su perpetua obediencia in-debida,
a quienes hoy, pedimos, imploramos, por favor, no proyecte su derrota en nosotros.


Deserción: Se distingue en los siguientes casos: a) Deserción de la organización: incurren en este delito los integrantes de la organización que hagan abandono de la misma sin
previa comunicación a su ámbito superior. Y se exilien, se mamen a sí mismos en un foro interno de la Quiaca, aquellos que fumen debajo del agua un escarabajo sin quitina, en un paso de frontera en el que nadie sabe se escapa una sol, estrella, o clandestinidad unilateral con vía otra frontera bolañana en México o Brasilia o la Gran Salina como fosa de nadie atravesada por la palabra misterio, aplastada como una pulga de la noche; gota que se evapora enseguida, y evita la contraofensiva de los Pepes, la jauría de los cantados y arriesgados a una nueva entrada de la cadena de mandos meada por todos los perros famélicos o docilizados  (fosilizados) de un destino que –a esta altura- excede la noción de tragedia.



b) Cometen también este delito los integrantes de la organización,
que tuvieran más de un año de antigüedad como tales, cuando hayan
efectuado el pedido de retiro y no obstante el rechazo del mismo por la
organización hagan abandono de ésta. Dícese de aquellos que sin ser profetas,
advierten la calamidad, lo inevitable, la manía de los Pepes de llevarse todo por la fusta,
por la heroica, consecuente, cantata de boato y uniformes, org_asma, orga-masa, inamovible papismo,
perdón: pepismo, el que se va sin que lo echen… retorna sin ser NN. 



c) Deserción en operación: es aplicable a todos los miembros de la
organización, a los aspirantes1 soldados y milicianos. Configura este
delito:

1. No presentarse a una operación sin motivos que lo justifiquen: la operación de un Paco perdido en la noche no se realiza, no sabemos si el vino o una joven despiertan desvíos pequeñoburgueses (esto lo dice un Pepe), pero con el tiempo nos enteramos que ese Paco abandonó la operación para evitar el derramamiento de soles propios y ajenos, pero aún así es sindicado por un Pepe como desviado, perdido, extraviado por exceso de lírica, neuridiano empedernido que no se encuadra.  Esa noche estaba electrificado ese Paco, lúcida corriente lo atravesaba evitando la orden hacia la sangre derramada para armar  los chorizos del asado de mañana. 

2. No combatir cuando se produce un enfrentamiento y es una situación
de combate: Veo los ojos de una niña, segura de sí, en camisón, levanta la metralleta Halcón que nunca usó, pero aplicando la teoría hace que de su dedo broten ráfagas, mientras, 150 hombres se zambullen sobre adoquines. Pero, de pronto, silencio, la muchacha deja la metralleta, se asoma al vacío y abre los brazos, “ustedes no nos matan, nosotros elegimos morir”. La niña se lleva una pistola a la sien. Los Pepes se reúnen e interpretan: “ha cumplido con la orden de combatir hasta el final, la cumpa tiene nuestros honores, su gloria es definitivamente nuestra”. Los Neurus, en cambio meditan en su dolor, y a la larga piensan: “pudo elegir otros caminos que eran distintos sin ser deshonrosos, pero el que eligió era el más justo, el más generoso, el más razonado… su muerte fue gloriosamente suya”.

3. Abandonar el puesto o tarea asignados sin orden del responsable o sin
haber cumplido la tarea salvo que se trate de una lógica y justificada
iniciativa táctica del compañero: Uno de los Pepes ordena “debe llevar ese unicornio a tal lugar”. Pero la cumpa no sabe conducir unicornios, solo maneja Centauros o Medusas (animales preferidos de Los Pacos…). Para evitarse insumisa, se muestra predispuesta. Intenta acercarse lentamente a la bestia para evitar torbellinos de cuernos o, acaso, patadas traseras. Decide leerle el siguiente verso: “Nosotros idiotas, altaneros, irresponsables, nosotros instrumentales o maestros del instrumento, reloj de cuerda sin cuerda o vacío de chusma horaria, nosotros cronometrada claridad de acción, sincopada nosotros en regla gravitante, que creen en el auxilio de un fénix generacional atolondrado, en la solidaria tribulación vertical de un obediente camporista sin escala, pendular que cree en los papeles o instrucciones de un unicornio como vos, descargado, in-solente, nosotros ambiciosos o incisivos, nunca perejiles, dispersos sin horas sueño puede ser, nosotros soberanos, decididos, voluntaria formación especial de nosotros, con o sin general a cuestas, inexorables, nosotros fuegos de artificio”. El unicornio escucha, y deja que ella suba. Antes de bajar, el unicornio explota en el aire. No hubo traición. El manual de instrucciones dice: “Para montar unicornios, antes de aterrizar, debe acariciar sus crines”


Art. 4: Confesión: Incurren en este delito quienes en el curso de los
interrogatorios que le efectúe el enemigo y bajo el efecto de apremios
suministren datos que perjudiquen exclusivamente al declarante. El suicidio nunca estuvo penado por el burgués, sí lo está para Los Pepes: Aquiles debe reconocerse héroe, aún cuando nadie se entere. Los Pacos sufren de estos dictados, aún cuando ellos entienden más que nadie el “yo soy el otro”…


Art. 8: Insubordinación: Quedan incursos en este delito los
integrantes de la organización, los aspirantes, soldados o milicianos
que no acaten o se rebelen contra las órdenes o resoluciones expresas
emanadas de su responsable u organismo superior, salvo que el
incumplimiento se deba a causa de fuerza mayor. Se trata este del típico delito de los Neurus, quienes despliegan su crítica a las armas, y se plantan razonablemente ante las ordenes de Los Pepes.  Cuerpo obediente o doliente, miedo al castigo, se entrega o se usa, se yergue plano o adoctrinado, empuña la rosa enhiesta, institución blindada, quema todo exceso cuestionador, ejecuta a todas las Juanas Neurus con “excesos” intelectuales en la frente, pos-estructurales, sartristas, foucaultianos (los o las Lacanianos se salvan),  que escriben sus cuartillas, o cartas a generales, o a los jefes de sus jefes a los que les hacen llegar sus peros, antes de ser degradados para intentar ser convertirlos en Pepes…


Art. 16: Deslealtad: Incurren en este delito quienes tengan relaciones
sexuales al margen de la pareja constituida; son responsables los dos
términos de esa relación aún cuando uno sólo de ellos tengan
pareja constituida. En este delito incurren permanentemente Los Pacos, pues son unos seductores empedernidos, auténticos subidores de techo para el suspiro de compañeras, quevedianos buceadores de entrepiernas, llegan a la revolución por vía de la poesía y se desvían a la pasionaria gustosamente. Lorcas desbocados, escriben sus cuartillas aquí y allá de cualquier reja irreal, mientras colocan bombas en el lugar indicado sin error, o acaso, se juegan, en la doma del rayo que cae salvaje, en el momento justo que lo deciden, mientras Los Pepes (no casualmente feos y cursis), los persiguen por adulterio, y los  degradan encomendados a algún rincón del país en el que, suelo minado, se juegan la vida y, los heraldos a esa altura más fuertes, se los tragan para siempre.




(Dado que se trata de un fragmento, se las dejo picando para que compren el libro, próximamente…)


***





[1] Los Pacos, son aquellos cumpas que llevan un sol en la frente, los más líricos y soñadores, los que sientan a la belleza en sus faldas y la injurian. Según los Pepes, son los que tienen permanenentemente desvíos pequeñoburgueses, pero los que mejor se juegan en el momento de la acción.
[2] Los Neurus, son las mentes lúcidas, lógicas, razonadoras y profundamente críticas de las estructuras dadas. Suelen tener momentos emotivos, y solidarios hacia los Pacos. Los Neurus suelen estar en el área de logística, pero según los Pepes necesitan control constante.
[3] Los Pepes son los cumpas jefes de la orga, pero también los que están debajo y hacen masa acrítica-burocrática, son sumamente obedientes y militarizados. Los Pepes de la cúpula establecen reglas rígidas de cumplimiento que deben ser obedecidas sin discusión por toda la orga, en especial por los Pepes de las células y superficies. Los Pepes son los más, y creen que los Pacos y los Neurus deben encuadrarse para convertirse tarde o temprano en Pepes.
[4] Lamento que se hable aquí en términos sexistas, pero la orga, ha sido pensada en forma masculina, lamentablemente. Esto ha sido una decisión de Los Pepes.
[5] Se refiere a la Novela de G. K. Chesterton, “el hombre que fue Jueves”.

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